Conocidas desde el siglo XVIII, estas dos variedades son el fruto de cruzamientos con otras razas alemanas de rastro (entre las cuales parece encontrarse también el Basset), realizados por los cazadores que querían un perro de rastro que se adaptase perfectamente a los terrenos más difíciles y accidentados. El reconocimiento oficial por parte de la Federación Cinológica Internacional, se produjo en una época más reciente y en la actualidad, esta raza utilizada en Alemania sólo por unos pocos apasionados, es prácticamente desconocida fuera de su país de origen.